MAR DEL PLATA.- Seguros de estar en vísperas de una «temporada difícil», sin eufemismos y con la inflación acumulada en lo que va del año como principal justificación, los operadores inmobiliarios de la costa atlántica anticipan alquileres de casas y departamentos para la próxima temporada con valores que estarán por lo menos un 25% por encima de los que se lograron el último verano. La cifra está en absoluta sintonía con adelantos que en el mismo sentido ya hicieron en las últimas semanas referentes de otros rubros vinculados a la actividad turística, entre ellos la sombra en balnearios -carpas y sombrillas- y las entradas para espectáculos teatrales.
Por aquí habrá monoambientes y hoteles en mar del plata desde 4500 pesos, departamentos de dos ambientes a partir de 6500 y con dos dormitorios desde 9000 en un hotel tres estrellas en mar del plata. Un chalet de tres ambientes cotizará unos 15.000. Éstos son pisos de precios para la primera quincena de enero. Irán en alza, según ubicación, estado, comodidades y, sobre todo, el ritmo que logre el juego de oferta y demanda.
Una suba del 25% en un hotel en mar del plata -el año pasado se propuso 17%- no deja de ser impactante y sacudirá fuerte los presupuestos y bolsillos de quienes planean sus vacaciones. Pero desde cada uno de los sectores involucrados dejan en claro que llegan a este porcentaje promedio con cierto esfuerzo. Tienen bien presente que la economía argentina cerrará el año con un índice real que oscilaría entre el 35 y 40%. Pero mucho más en claro aún que los salarios no viajaron al mismo ritmo.
Además, saben que el margen de juego es limitado. Todavía hay quienes no logran recomponerse de un verano que no dio todo lo que se esperaba, aun cuando las expectativas eran moderadas. Quedaron varias propiedades sin alquilar y una gran cantidad con muy pocos días de ocupación, lo que significa para propietarios e inmobiliarias una importante merma en la rentabilidad.
Aclara Miguel Ángel Donsini, presidente del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de Mar del Plata, que aplicar un 25% sobre valores logrados en la última temporada «es una sugerencia» de la institución y surge de ciertos niveles de consenso con los dueños de los inmuebles.
«Los dueños aspiran a una suba mayor porque sostienen que las subas de sus costos son superiores al porcentaje acordado para los alquileres, pero deben comprender que hay que buscar la mayor ocupación posible», señaló Donsini, y aclaró que para alcanzar ese objetivo es imprescindible lograr «valores competitivos».
La mejor explicación de la realidad del mercado inmobiliario en general y de la costa atlántica en particular es que, a diferencia de otros años, se da por seguro que la oferta de plazas se reducirá con respecto a veranos anteriores. Se suman, es cierto, propiedades flamantes que en varios casos estrenarán los turistas. Pero salió de las vidrieras de las inmobiliarias una gran cantidad que, ante el parate de ventas atribuido al cepo cambiario y los flojos resultados del último verano, los propietarios prefirieron volcar a ingresos más seguros y previsibles con alquileres por 24 meses.
Los valores tentativos para la renta de temporada los difundieron, junto con Donsini; el titular del Ente Municipal de Turismo, Pablo Fernández; la secretaria de Turismo de General Alvarado, Eugenia Bove; el director provincial de Delegaciones Turísticas, Pablo Ledesma, y Olga Álvarez y Jorge Giorno, delegados departamentales de General Alvarado y Mar Chiquita, respectivamente, del Colegio de Martilleros.
En todos los casos reconocen que desde hace casi dos meses se reciben consultas sobre alquileres para el próximo verano. Pero los precios recién están tomando forma. Y son aquellos dueños que evitan intermediaciones los que empiezan a medir el mercado con los primeros valores.
«De a poco se mueve la plaza y los que buscan propiedades con determinadas condiciones son los primeros que están tratando de concretar reservas», explica Bove, sobre lo que ocurre en Miramar, ciudad caracterizada por un turismo de familia que tiene clientes que repiten no sólo destino, sino también alojamiento. En Mar del Plata, con una oferta muy grande, el grueso de los contratos llega a último momento.