¿Por qué razón la música es esencial? ¿Por qué razón todos y cada uno de los pequeños deben estudiar música en la escuela? Casi todos los que han aportando una significativa contribución al pensamiento educativo desde Platón, han coincidido en que la música debe formar parte integral de la educación básica de cada pequeño. Mas entonces, ¿por qué razón aún tratamos de responder estas preguntas? Por el hecho de que ciertas personas ven a la música no como una materia para ser estudiada con seriedad, sino más bien meramente como una forma de entretenimiento. Otros piensan que la música puede ser aprendida bastante bien fuera del campo escolar. Otros, inclusive, aunque pueden reconocer el valor que hay en la música, sencillamente no la consideran de máxima prioridad.
Los educadores normalmente coinciden en que hay 5 campos básicos de estudio: matemáticas, lenguaje y literatura, ciencias físicas, estudios sociales y las artes. Absolutamente nadie que no tenga un conocimiento razonable de estos 5 campos, puede aseverar que tiene educación. Cada persona debería tener la habilidad para ejecutar, para crear y percibir música con discernimiento. Para lograr esa meta, cada estudiante debe tener acceso en la escuela a un programa destinado al estudio de la música extenso, equilibrado y secuenciado.
Recientes investigaciones han sugerido que la enseñanza de la música en una escuela de musica puede ejercer en los pequeños un efecto positivo sobre el funcionamiento del cerebro, y que puede ofrecer otros beneficios culturales y evolutivos de un alcance considerablemente mayor todavía. Estos resultados merecen nuestra atención, mas la razón básica más esencial para enfrentar el estudio de la música es que la música, intrínsecamente, es digna de atención. Vale por sí sola. Es esencial.
Sin embargo, no todo cuanto es valioso y también esencial puede ser incluido en el currículo escolar. ¿Por qué razón, entonces, incluir la música? Por muchas razones. Hete aquí solo algunas:
1. Uno de los propósitos educativos más esenciales y normalmente admitido ha sido siempre y en todo momento el de poder trasmitir la herencia cultural de un conjunto a las siguientes generaciones. Y es justamente la música una de las más poderosas, de las más precisas, y de las más gloriosas manifestaciones de cada patrimonio cultural.
El rol esencial y penetrante que la música juega en el negocio del entretenimiento, en ocasiones ciega a las personas y no les deja ver ese otro rol tanto más esencial y penetrante que juega la música en toda la cultura humana. A consecuencia de la situación central que la música ocupa entre las conductas esenciales del humano, cualquier pupilo al que se le deja dejar la escuela sin haber estudiado música, va a haber sido engañado tal y como si se le hubiese tolerado dejar la escuela sin haber estudiado matemáticas o bien ciencia.
dos. Otro propósito de la educación, es asistir a los estudiantes a lograr su potencial. El potencial musical es una de las habilidades básicas presente en todos y cada persona. La mejor forma de desarrollarlo es dejando que el estudio empiece a una edad temprana y prosiga a lo largo de la adolescencia. Cada individuo cuyo potencial musical no ha sido desarrollado, lo que sucede con demasiada frecuencia, se ve privado de una de las experiencias más satisfactorias que la vida tiene para ofrecer. Las escuelas deben ofrecer a los estudiantes ocasiones a fin de que prueben los límites de sus potencialidades en la mayor cantidad posible de campos del esmero humano. Cuantas más ocasiones tengan a su predisposición, mayores probabilidades tendrá que que la vida de los estudiantes sea lo más completa y rica posible.
tres. Todos y cada uno de los días estamos rodeados de música. Si revolcarnos de manera indiscriminada en la superficialidad y banalidad de la cultura popular nos da satisfacción, no habría, entonces, necesidad de estudiar música. Mas justo bajo la capa superficial de la música trivial, a la que estamos de manera involuntaria expuestos cada día, hay un reino fantástico y también impresionantemente variado de música profunda y cautivante; mas una vez desarticuladas las barreras del desconocimiento y de los prejuicios, la deliciosa belleza y el placer son de simple acceso para todos. El estudio formal de la música puede abrir la cerradura de esta puerta. Puede aumentar la satisfacción que los estudiantes consiguen de la música, permitiéndoles entender y gozar de la música más compleja y compleja. Cualquiera puede “disfrutar” la música a un nivel tosco, mas el estudio secuencial puede afinar la percepción de los estudiantes, elevar su nivel de consideración, y expandir sus horizontes musicales.
cuatro. Una de las cosas que implícitamente se enseña en las escuelas, es que para cada pregunta hay una contestación adecuada. Mas fuera de la escuela, extrañamente existan contestaciones bien definidas para los inconvenientes más esenciales con los que la sociedad debe enfrentarse. Estos inconvenientes no se prestan al formulismo de soluciones graduales como aquellas que nos enseñan a aplicar en la escuela. La música se distingue de las otras disciplinas básicas en lo que se refiere a que no refleja una preocupación por contestaciones adecuadas. Puede permitir y acomodar las vaguedades con las que la vida está llena. Nos enseña a manejarnos con la subjetividad. En este sentido, la música, más que otras disciplinas, es la que más se semeja a la vida misma. La música aporta un cómputo al currículo que puede asistir a compensar lo que, de otro modo, en el planeta real, podría ser una visión distorsionada de resolución de inconvenientes.
cinco. Cada estudiante debe tener una ocasión para destacarse en algo. La música en la escuela puede prevenir deserciones al ofrecer ocasiones a fin de que, ciertos estudiantes con contrariedades en otras disciplinas del currículo puedan ser triunfantes. Para ciertos estudiantes, la música puede hacer que la escuela les resulte más aceptable. La mayor parte de los maestros de música han conocido pupilos que continuaron en la escuela solamente por la alegría y satisfacción que recibieron participando en la actividad musical. Solo en la clase de música se apreciaron sus talentos, se respetaron sus contribuciones, y se valoraron sus logros.
seis. Mas lo más esencial de todo es que la música exalta el espíritu humano y también acentúa la calidad de vida. Muy frecuentemente, en discusiones relacionadas con el valor del estudio de la música, se ha enfatizado poquísimo, o bien se ha desatendido plenamente la vasta y singular habilidad que tiene la música para progresar la calidad de vida. La música convierte la experiencia humana. Trae alegría y placer a hombres, mujeres y pequeños en todos y cada sociedad y en todos y cada cultura. Nos trae consuelo en nuestras actividades rutinarias, y es un atributo imprescindible, tanto para nuestra dicha para nuestras ocasiones más solemnes. Representa uno de los instintos más básicos de los humanos. Es por este motivo que la música ha jugado un rol tan esencial en toda civilización conocida; y es por este motivo mismo que lo proseguirá haciendo allí lejos en el futuro en tanto y cuanto cualquiera pueda percibirlo. La única pregunta es, si deseamos limitar el acceso al conocimiento y a las habilidades musicales a una reducida elite, o bien si deseamos que estas estén libres a fin de que todos puedan apreciarlas y gozarlas. Espero que la contestación sea más que obvia.
Estoy agotado de las disculpas que ofrecen los administradores de las escuelas cuando tratan de explicar por qué razón sus escuelas no pueden ofrecer buenos programas de música. Mas la disculpa que más me fatiga es la del reclamo de que no hay suficiente tiempo para la música a lo largo del día escolar. Esto es un despropósito. La carencia de tiempo es un inconveniente completamente injustificado. Es un tema inmotivado. La carencia de tiempo está disfrazando, realmente, la carencia de voluntad. Existen geniales escuelas a nuestro alrededor que no tienen inconveniente alguno en hallar tiempo para la música y pueden servir de modelo. Si en la escuela A el tiempo no es un inconveniente, ¿por qué razón debería serlo en la escuela B? De todos y cada uno de los recursos precisos para manejar una escuela, el tiempo es el único recurso distribuido con absoluta equidad en todos y cada escuela de cada sitio.
Otro reclamo usual es que el horario no deja incluir la enseñanza de la música, lo que asimismo es absurdo. En suma, ¿quién dirige nuestras escuelas? ¿El horario o bien los educadores? ¿Cuál es nuestra mayor prioridad, el horario o bien los estudiantes? ¿Debemos iniciar con un horario arbitrario, y después intentar acomodar las experiencias educativas siempre que podamos? ¿O bien deberíamos empezar por identificar qué deseamos que los pequeños aprendan y sean capaces de hacer, para recién entonces meditar en de qué forma conseguirlo? Repito, por todas partes hay buenas escuelas que no tienen inconveniente en incluir música en sus horarios. Solo nos es suficiente con mirar a nuestro alrededor.
Cuando se solicitó a adultos y a estudiantes que citasen sus experiencias escolares más recordables, un número excepcional de ellos citaron sus experiencias musicales. Describieron, de forma inconfundible, el escalofrío electrificante que corre por la columna vertebral a lo largo de una ejecución deliciosamente emocional; la excepcional camaradería que se produce con otros estudiantes en una ensamble; la amistad y el consejo de un profesor de música en particular; la acariciada ocasión de ejecutar un solo, o bien el espléndido sentimiento de logro que uno experimenta después de superar intimidantes retos, para poder lograr un meta musical fervorosamente buscada. La educación consiste en todo lo que nos queda, tras olvidarnos de las cosas que aprendimos en la escuela. De forma frecuente, son las experiencias musicales acumuladas las que configuran los acontecimientos más imborrables de nuestros años escolares, y al tiempo, sientan las bases para un permanente fluir de experiencias agradables durante la vida. La música marca una diferencia en la vida de las personas.